Pentagram
Libro
Libros del Pez Espiral,
Español, Inglés, 196 Páginas 2014
Siempre me he declarado fan acérrimo de Pentagram, eso lo dejo recontra claro. Es más, considero que sus dos demo tapes están en la cima del Death Metal de los ochenta. Junto a otras gemas como los demos de Morbid Angel, Nihilist, Autopsy o Immolation, las grabaciones de nuestros compatriotas forman parte de mis top ten de todo el mundo. Los insanos riffs y oscuras atmósferas que salen de canciones como “Profaner” o “Temple of Perdition”, son verdaderos himnos nacionales. Ni hablar de clásicos como “Fatal Predictions” o “Demoniac Possession” –varias veces versionado por algunas bandas, entre ellas Napalm Death-.
Por lo tanto, para quienes seguimos el Death Metal desde su nacimiento, sabemos lo importante que fueron esas grabaciones, no sólo para la fanaticada chilena y sudamericana, sino que para muchos otros entusiastas y devotos seguidores de este género musical, que a pesar de su temprana edad y desconocido origen –para entonces-, ya tenía bandas insignes a las cuales rendirles culto, entre ellas Hellhammer/Celtic Frost y Possessed, por supuesto, las principales influencias para que Anton Reisenegger –voz y guitarra- y su entrañable compañero de banda Juan Pablo Uribe –guitarra-, decidieran formar su propia banda en su temprano acercamiento al Metal. No cabe duda que agrupaciones como esas –junto a Slayer– forjaron las bases de lo que sería el nacimiento del Metal en Chile. Si nos remontamos al año 1985, notamos fácilmente que la pequeña elite de bandas metaleras que formaban la escena –mérito especial a Yanko Tolic de Massacre– alucinaban con ese tipo de agrupaciones. Que quede claro, el Metal no nació en Chile, sino que llegó a Chile.
Pentagram, junto a Massacre (Yanko Tolic), Necrosis (Andrés Marchant), Rust (Marco Cusato), Dorso (Rodrigo Pera Cuadra) y varios otros, cimentaron lo que es hoy el movimiento metalero en el país. Sería injusto no decirlo.
Para entonces –mediados de los ochenta-, en Chile existía una salvaje e intrépida tribu de fieles y amantes cultores al Metal. Gracias a ellos, libros, discos y eventos multitudinarios capaces de llenar estadios han sido posibles de llevarse a cabo. Es lo que provoca el Metal, lo que emana de su violencia y suciedad. Dentro de esa perversidad está la magia de su corrosivo encanto que nos obliga a coleccionar todo tipo de ítems.
Varias décadas después, como suele pasar en los géneros musicales y con la perspectiva que nos facilita el paso del tiempo, aparecen obras literarias que relatan y reviven lo que fueron esos años de grabaciones precarias, conciertos organizados a pulso, o los innumerables episodios que muchos de nosotros vivimos por estar dentro de esta escena.
En este caso en particular, la banda chilena Pentagram vuelve a los portales de noticias no sólo con su largamente esperado disco debut –“The Malefice”, Cyclone Empire 2013-, pero además con un libro que relata y desenmascara los inicios y mitos sobre su tan hablado quiebre que sufrieran a fines de los ochenta dentro de la turbulenta escena nacional.
En lo personal conozco el trabajo profesional que ha hecho Patricio Jara -autor de esta obra- no sólo por su reciente libro Pajaros Negros, sino que por su temprana relación al movimiento cuando fundó por allá en el ’88 su olvidado y mítico fanzine Dark Thrash (Antofagasta, 5 ediciones publicadas entre 1987 y 1989). Para entonces, Jara ya se carteaba con agrupaciones subterráneas internacionales como Tyrranicide, Wreckage, Necrodeath, Schizo o con más de la mitad de la entonces naciente escena de Santiago. Jara sabe claramente lo que fueron esos años de precariedad usando máquinas de escribir, inventando diseños sin computadores y revolcándose dentro de torres de cassettes y afiches que llegaban a diario por manos del cartero. Tiempos aquellos.
Con los años, este hermético periodista adiestró muy bien su mano y forma de expulsar sus ideas frente a una hoja en blanco. Queda demostrado en Pentagram, el libro, un trabajo que fue escrito y hecho con pasión. El mismo autor fue y sigue siendo un fan de esta banda. Eso habla bien de él. Es un punto a favor.
Ahora bien, como devoto coleccionista de los libros que se han publicado recientemente sobre este género –atesoro y pongo como ejemplo Only Death Is Real: An Illustrated History of Hellhammer and early Celtic Frost (1981-1985), Bazillion Points, 2008-, inconscientemente la tendencia es que generalmente nos hacemos una idea anticipada de cómo van a ser estas obras. Si te dicen que salió una biografía (o historia oficial) apadrinada por la misma banda, de una de tus agrupaciones favoritas, en tu inconsciente esperas leer y ver lo que inherentemente no las leído y visto. Esto quiere decir, que esperas ser sorprendido. Apabullado con historias e imágenes que te harán hacer electrizar los pelos de tu piel. Sin embargo, Pentagram, el libro, no trae mucho de eso. Puede ser un trabajo prolijamente muy bien escrito, pero en ningún caso una obra que te descuere el cerebro con fotos raras o anécdotas nunca antes contadas. Es más, los pocos intervalos entretenidos que trae el libro corresponden básicamente a la última etapa nueva de la banda, la que precisamente no tiene ese “aura” y “atmósfera mítica” o “de culto”. Está claro, no se puede volver a tener 17 años. Y eso Anton y compañía lo saben muy bien.
En mi humilde opinión, para haber hecho de este trabajo una obra de absoluta devoción, habría agregado algo tan simple como un disco compacto con rarezas en vivo, ensayos, etc. y por cierto, expuesto a la fanaticada una larga lista de fotos de archivos personales de Anton y toda la gente que habla en la obra. Al tener como referente que Anton fue editor y participó –junto a otra leyenda como André Thorun– en los primeros y más emblemáticos fanzines chilenos: Censored Heavy Metal, Rattlehead y Blowing Thrash, te esperas encontrar en un libro como este, ese tipo de cosas ya antes descritas. Quiero convencerme de que fue un tema de “costo”, y no de que “costó” encontrar esos registros. ¿O acaso no existen?
Como ejemplo, ofrecemos de manera exclusiva y online el mítico primer ensayo oficial que Pentagram divulgara por el Underground internacional via tape trading. La grabación data del año 1986, antes de la existencia de los míticos demos. Los 4 tracks hablan por sí solos. A eso es lo que me refiero. ¿Me entienden?
Las pocas fotos que aparecen en la obra, ya se han visto en varios formatos –CD y libro-. Entonces, ese podría ser el único punto débil de este trabajo. El resto: la intención, formato y manera de ser escrito, cuentan con un rotundo dedo hacia arriba.
Lo interesante de esta historia es que puede ser la primera parte de una gran odisea que se le avecina a Pentagram Chile en esta nueva etapa que están viviendo. Toda la suerte para ellos.
Quienes deseen adquirir este trabajo, pueden hacerlo directamente en tiendas The Knife o en diversas páginas de tiendas online.
Por Andrés Padilla