Preacher and Lust
Metal Blast / Toxic, 2017
Son pocas las agrupaciones chilenas que han perdurado en el tiempo (desde su fundación), y al mismo tiempo sabido mantener la esencia básica de su género, sin importar de cual se trate. Por lo mismo, si nos metemos en el rebaño del Heavy Metal local, esa teoría y problema resulta fácil de resolver si pensamos que existe Manolo Schafler y su guitarra de hierro que es INQUISICION. Cómplice de sus pasiones y habilidades, fundó este acto con la intención de detonar y revivir la magia y oscuridad de grupos como Mercyful Fate o Judas Priest, por nombrar algunos referentes.
A fines del año pasado nos presentó Preacher And Lust, sexto registro en estudio desde la concepción del grupo por allá en el ’93, cuando este mismo medio subterráneo nacía. Tiempos en que el Metal sufría transformaciones, como así también Schafler quien dejaba definitivamente sus antiguas andanzas thrashers cuando estuvo junto a Francisco Cautín en TORTURER.
A pesar de que INQUISICION es fiel a su camino, este nuevo disco presenta novedades importantes a considerar, ya que el vocalista original Freddy Alexis, está de vuelta (y al parecer para quedarse). Junto a él, entra Rolando Jeldrez en el bajo, reemplazando a Christian Maturana, quien fue parte importante en la historia de INQUISICION. Sin embargo, considerando la manera de trabajar que tiene Schafler, que es velar y cuidar de cada detalle en sus producciones, el filoso acero que se percibe en sus diez nuevas composiciones, se mantiene intacto e irrompible. De principio a fin el HM vive un festín en este trabajo.
INQUISICION ha sabido representar eso, una solidez única en sus pares, a pesar de que como todos sabemos, el Heavy Metal en Chile nunca ha sido un nicho productivo (no así en otros géneros como el Death Metal o Thrash). Hasta el día de hoy, cuesta pensar en verdaderos referentes del Heavy Metal nacional. No hay duda de que INQUISICION tiene el trono asegurado.
Volviendo al disco, la placa en sí, está hecha y pensada a la antigua. Hasta su diseño revive la estética clásica de los discos ochenteros. Como pensar en Lado A y Lado B. Eso se había perdido un poco en los noventa.
Producido lógicamente por Schafler, y grabado en diferentes estudios, este álbum se encumbra como un paso hacia adelante en la carrera de esta agrupación nacional, que pide a gritos un sólido puente para despegar hacia el extranjero y expandir su legado al mundo. Hace poco fueron incluidos en un compilado de las mejores bandas de Heavy Metal por la legendaria revista argentina Metalica.
Al parecer, las cosas se están dando a favor de este conjunto que no pretende soltar la pelota en el corto plazo. Me alegro que así sea, sobre todo considerando que bandas como ellos tienen mucho trabajo de autogestión, ya que muy bien sabemos el cómo funcionan los sellos nacionales de nuestra escena.
Andrés Padilla