Old Temple, 2016
Aplastante por donde lo agarremos es el tercer disco de este cuarteto polaco. Titulado There Has Never Been A Son Of Me, la obra sepulta toda duda posible de que este acto pudiera haber torcido su mente. Son diez latigazos directos al cráneo, ejecutados como se debe tocar este estilo. ¿Cuál otro podría ser? ¡Death Metal por supuesto!
La destrucción comienza con notorias influencias de Morbid Angel, sobre todo en las guitarras, pero al mismo tiempo, el grupo incorpora frescura y velocidad constante a su tormenta sonora. No escatiman en frenarse un minuto, sino que todo lo contrario, es un constante golpe a tu cara con la híper velocidad de su baterista Robert Kolman.
Para algunos puede que este trabajo no entregue muchas novedades dentro de este género, pero para ser franco, con sólo escuchar una vez este disco, van a tener el panorama muy claro. Los arreglos orquestados que incorporan a su estética, rompen con todos los cánones que pueden encontrar en esta nauseabunda escena. Seguramente Mariusz –bajo y voz-, Daniel –guitarra- y Marcin –guitarra-, deben estar muy satisfechos con el resultado final de estos cuarenta y dos minutos de Death Metal al hueso.
Escuchen el link y háganse la mejor idea.
Andrés Padilla