De bandas como HATE ETERNAL se puede esperar siempre el más intenso y prolijo sonido. De eso no hay duda!
La reputación que hay detrás de Erik Rutan, su fundador -guitarra/voz, ex guitarrista MORBID ANGEL, ex RIPPING CORPSE- es inconfundible.
Por otro lado, el prontuario que lleva a sus espaldas como productor musical no es otro sino que registros que llevan el nivel del Death Metal a un lugar superlativo, a veces casi exagerado y demasiado pretencioso -como suele pasar con muchas bandas que compiten por hacer el disco más rápido-. Imagino la presión que deben sentir músicos como estos que tratan de superarse disco tras disco. No los culpo. La vida se ha transformado en una competencia y en el Metal no hay excepciones. ¿Quién es mejor o quién es más rápido? ¿Para qué?
Lo cierto es que el sexto disco de este trío viene a corroborar que este estilo de música se transformó hace mucho tiempo en un mercado como cualquier otro. Quiéranlo o no.
Grabado en los propios estudios de Rutan -Mana Studios, en St.Petersburg, Florida- los diez cortes que incluye esta obra abrazan por completo este género, sin dejar escapar el más mínimo detalle. Rutan es un músico meticuloso y en sus composiciones lo delatan.
Para nuestra sorpresa, Infernus incluye un corte en español (La Tempestad), que viene a ser un mero detalle (en su momento le preguntaremos las razones que tuvo), ya que honestamente no le entiendo mucho el fraseo dentro de la histérica y destructiva voz que nos entrega en este disco.
Otro punto a debatir es que grupos como HATE ETERNAL no son conocidos por componer canciones muy melódicas, por ende, sus ofrendas son bastante difíciles de digerir y recordar. No recuerdo una mañana en la que me haya levantado con ganas de escuchar HATE ETERNAL, como sí me ha pasado con otros clásicos del género. Hay que decirlo, ellos componen material intrincado y complejo, de difícil cocción.
El corte a destacar sería el mismo que lleva por nombre el disco, ya que posee esa textura de medios tiempos que en bandas como estas, son necesarias para tener un respiro y poder palpar mejor su fórmula.
Después de su paso por sellos como Earache o Metal Blade, el trío está buscando un trato distinto con esta etiqueta francesa que hace ya algunos años se encaminó en picada tras la búsqueda de artistas que puedan complementar su variado catálogo. Junto al brillante debut de su nuevo baterista Chason Westmoreland, no hay mucho más que pueda agregar en esta reseña.
¿Qué nos depara el futuro con Hate Eternal? Simple, más “odio eterno!”
Andrés Padilla