Hells Headbangers Records, 2015
Fieles a un sonido y estilo muy ligado a viejas hordas del Black/Thrash sudamericano, como Sarcófago, Sepultura, Holocausto o Mystifier (todas en sus primigenias encarnaciones) e incorporando chakalismos de subterráneos actos mas recientes (de similares características y de otras latitudes), como Conqueror o Revenge; Perversor vuelve a azotarnos con una producción cargada a la suciedad y agresión incansables, bajo el alero de un sello muy especializado en estas blasfemias, como lo es Hells Headbangers. (Edición contemplada en CD y Vinilo).
Aquí no hay arreglos de estudio ni tecnicismos propios de un Metal depurado, aquí sólo encontraremos enérgicas expresiones del Metal más bestial que se pueda invocar.
Marcado con un pulso inagotable, las velocidades van desde un agresivo Thrash Metal, hasta el blast-beat Death/Black metalero más corrosivo, sin dar pausa.
Quizás alguien pueda tener reparos en el ítem sonoro (en especial la caja, que se podría describir como muy “tarrienta”), pero en lo personal, creo que califica totalmente para una encarnación metálica de estas características.
En general el sonido (que ha variado bien poco desde su álbum debut Cult of Destruction, 2008, Nuclear War Now), es más bien crudo, rescatando la energía de un buen ensayo o presentación en vivo, haciendo hincapié en la totalidad (o sumatoria de sonidos), como una descarga incesante de odiosidad musical. Aquí no hay puntos débiles; durante los casi 30 minutos que dura esta producción, siempre se está a tope.
Tampoco se vaya a pensar que el disco suena mal. Si bien el sonido es “discutible”, es lo suficientemente potente y adecuado para este tipo de bandas.
La producción sonora fue conjurada en el capitalino estudio Etagord, de donde han salido otras malevolencias como los chilotes de Butamacho, Ejecutor e Istengoat.
Nueve cortes conforman esta placa, en donde inicialmente no destaca ninguno en especial (por lo similar y directos que son), pero que al volver a escuchar, y comenzar a reconocer los detalles propios de cada uno, algunos sí comienzan a sobresalir. Hasta el momento me estaría quedando con The Age of Darkness y el que cierra la obra, Metal Massacre.
Comparado con su anterior producción en solitario (porque existe un posterior Split con Nunslaughter, 2014), un EP titulado The Shadow of Abomination (Pacto Records, 2011), la banda bajó levemente sus revoluciones, aunque sin perder un ápice de agresividad, para dar cabida a más ritmos medios, que hacen de estos nueve tracks una entidad demoledora, sin contemplaciones y que se disfruta de principio a fin como una sola unidad.
Wolfgang Demuth