Throes Of Joy in the Jaws of Defeatism
Century Media, 2020
Hace mucho que no comentaba un álbum de esta legendaria e incansable agrupación inglesa, toda una institución y marca registrada a esta altura en lo que se refiere a pilares del metal extremo. De paso, no puedo dejar de decir lo impresionado que quedé tras escucharlo.
Considero a NAPALM DEATH como un nombre de respeto que cuenta con un abultado prontuario de clásicos y discos memorables. Para mi NAPALM DEATH ya hizo la pega hace rato.
Así mismo, entiendo la necesidad de músicos experimentados como ellos de querer algo más. De seguir empujando sus límites.
Y cuando escucho este tremendo puñetazo en la cara que es este nuevo disco, me digo “el Death Metal tiene cuerda para rato. Si ellos han podido re-inventarse con el paso del tiempo, pues está todo bien”.
Desde Fuck The Factoid, tema que abre la placa hasta los últimos segundos de A Bellyful Of Salt and Spleen (¡qué buen título, pero alarmante a la vez!), la energía que emana la música de estos británicos se palpa perfecto, como un fruto fresco que rebosa de melodías y ejecución hecha a la medida, con una conexión que músicos con una trayectoria como ellos, tienen incorporado en su ADN.
Traduciendo el nombre del álbum llegamos a esta escalofriante frase “Agonía de alegría en las fauces del derrotismo”. Barney (voz), sabe muy bien lo que quiere y a donde apuntar con estas letras. Para él, que se considera un «nerd» del lenguaje rebuscado, esto no es un juego, sino una filosofía que va de la mano de la convicción y principios. ¿Para donde vamos como sociedad? Esta banda nos muestra su repudio de manera clarísima.
Por otro lado, hay algunas dudas sobre la formación de estos capitanes que sería bueno aclarar. Muchos saben que Mitch Harris (guitarra) ha estado alejado de las pistas (escenarios) desde hace ya un tiempo. Motivos familiares lo retuvieron en casa. Eso no quiso decir que estuviera fuera del grupo. En su reemplazo está John Cooke como guitarrista suplente en las giras. Pero si consideramos que este antiguo conductor de camionetas (era el chofer del grupo) llegó a poner ideas y componer algunas pinceladas en este nuevo disco, son síntomas que será el nuevo miembro de la banda. Como fueron gran parte de su trayectoria cuando el recordado Jesse Pintado (Q.E.P.D.) estaba en acción. Acompañando o no al ya clásico Harris. Todo eso seguramente va a fluir sin presión.
Afortunadamente, parece que el encierro le hizo bien a Harris, quien pudo lograr una buena docena de temas que plasman la química adecuada que da el descanso y la familia. Con Shane Embury (bajo) siempre motivado por la “sed del Metal” (ojo con su proyecto paralelo VENOMOUS CONCEPT y su último disco Politics versus the Erection, ¡otro combo en el hocico!) esta ecuación no podía tener otro resultado que un explosivo y aplastante disco que podría apostar, va a darle más reconocimiento del que ya cuentan. Daniel Herrera en los tarros está como un campeón. ¡Máquina! Lo digo ya que si bien es cierto, para nadie es sorpresa que un grupo como ellos tenga la libertad de apuntar musicalmente a donde se les antoje, con este trabajo siguen demostrando lo capos que son, sin perder el norte, ni la base fundamental del sonido que nos atañe. Es cierto que temas como Amoral esbozan aires con tintes del sonido Industrial. ¿Y qué? Podría citar a KILLING JOKE como un punto de referencia. Para mí esta dualidad les va muy bien!
Particularmente hablando, que ellos no tengan problemas en acercarse a otros géneros, me parece muy acertado de su parte. Para mantener la vitalidad y energía fresca en este rubro, hay que saber reinventarse, y eso es lo que veo en estos camaradas que ya cuentan con casi cuatro décadas dándole al asunto. Ellos más que nadie saben cómo funciona este mundo.
Throes Of Joy in the Jaws of Defeatism, es el puro resultado de una banda que tiene el norte claro. Que no tuerce su brazo ni mucho menos, sus principios. Aplaudo su rabiosa manera de enrostrarnos toda la mierda que está alrededor del mundo y sin filtros ni maquillaje alguno. Y esto, se percibe vívidamente en su música.
Son doce temas que van a liberar tu mente del caos. Y sí, lo llamaría un Death Metal con toques industriales. Al final las etiquetas sobran. Esto es NAPALM DEATH: “Su música recorre las entrañas del sistema capitalista, tratando de desintoxicarlo con su poderoso rugir y frenesí.»
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Andrés Padilla