God Of War And Chaos
Metalapolis, 2017
Creo que nunca imaginé que estaria revisando material nuevo de los veteranos NIMROD, banda nacional que a mediados de los ’80 formó parte de la primera generación del Thrash Metal chileno. Su único y recordado demo, Time Of Changes (1988) tuvo lo suyo tanto acá como en el extranjero, ya que alcanzó a ser revisado en numerosas publicaciones subterráneas de todo el mundo. Sin embargo, ya sabemos más o menos lo que pasó cuando entró con fuerza el Death Metal a Chile: muchos de los grupos que se esperaba despegaran, terminaron enterrándose sólos. Entre ellos NIMROD.
Tampoco podría considerarse una sorpresa que hoy, y bajo el nombre de NIMROD B.C., su mentor y fundador Christian Irarrázaval (guitarra) haya tenido el coraje y paciencia de seguir reviviendo su hijo pródigo. Son muy pocas las bandas que no se han dado ese gusto de “volver”. No los culpo. Como se sabe, “donde hubo fuego, cenizas quedan”, y para esta oportunidad, Christian se quiso dar todos los gustos que pudo. Partiendo por conseguir un vocalista norte americano como Gary Wayne, quien en su prontuario solo figura haber grabado con los desconocidos DEMONWOLF (Indiana, Estados Unidos) en el EP Darkness (2014). Su ejecución y estilo es casi como escuchar a Steve “Zetro” Souza (EXODUS).
Los diez cortes que incluye este álbum te hacen retroceder en el tiempo de una manera increible. Su feeling y textura está 100% orientada a los inicios del Thrash cuando discos como Bonded By Blood (EXODUS) o Feel The Fire (OVERKILL) aparecían en un lejano 1985, cuando bandas como SLAYER, DARK ANGEL, POSSESSED tenian toda la fianza de los medios y fans.
Podría destacar algunos como Revolution Evilution, Catastrophic Prophecie o Metal Masters, pero la placa entera goza de un entusiasmo y velocidad merecedora de que nada fue hecho al azar.
Musicalmente las composiciones de Christian tienen el dinamismo y balance perfecto para este tipo de sonido. Riffs acertados, cancheros y llenos de onda para mover el cuello hasta más no poder.
El trabajo además de haber sido grabado en Chile, fue mezclado en Londes y luego masterixzado por Bill Metoyer, quien para los entendidos no merece introducción alguna, pero para dejar un poco clara la idea, Metoyer ha dejado su huella con bandas como DARK ANGEL o SLAYER por nombrar sólo un par. La alianza se dio “gracias a la amistad que tengo con Don Doty, ex vocalista de DARK ANGEL”, según adelanta Irarrázaval en una entrevista que pondremos en línea pronto.
Estratégicamente hablando, NIMROD B.C. dio en el punto exacto donde querían llegar. Hay que reconcer esos méritos. Ahora resta esperar a que el entusiasmo de esta banda se siga transformando en concretar más objetivos y seguir avanzando. No es fácil, sobre todo ahora en tiempos en que el Metal dejó de ser ese secreto de pocos. La competencia es inmensa y el mercado igual. Tampoco, y siendo bien honestos, han descubierto la pólvora. Ellos, como muchos otros grupos, lo saben perfectamente, sólo siguen enamorados de este sonido que tantas satisfacciones ha entregado a los metaleros. Por lo mismo, mientras dure esta recarga de energías, NIMROD B.C. debe dejarlo todo en la cancha.
Para los fans en Chile, espero que puedan precenciar en vivo y en directo la actual magia que este cuarteto que espero siga desenterrando nuevas composiciones en el futuro.
Andrés Padilla