Nuevo lanzamiento del quinteto italiano formado en 1992 en la comuna de Brunico (Bolzano), en este caso el noveno en la carrera del grupo, el cual para muchos ha sido el balance perfecto (musicalmente hablando) entre una banda Gótica y el Black Metal.
Fragments of Death (Nuclear Blast, 2011) era el último álbum registrado hasta la fecha por parte de esta interesante agrupación que ha sabido cimentar una carrera a través de los años gracias a una interesante y efectiva manera de interpretar, y por ende, ejecutar las composiciones.
Metiéndonos en el disco, ya de antemano sabemos que el mismo es de una duración extensa (casi una hora) y que cada composición, supera los cinco minutos en promedio; por lo tanto, estamos en presencia de canciones elaboradas, trabajadas de principio a fin y dotadas, según quien suscribe, de un buen gusto y efectividad aplaudibles.
El arranque es avasallador con The Death Heritage (aunque algo excesivo en tiempo, claro), Buried Alive y el Groove de Blood, Torture and Death, un trio de composiciones que entrega lo mejor de los italianos, tanto por la diversidad, sino por la contundencia y desarrollo de la canción en sí misma.
El resto del álbum entrega pasajes donde se acentúa la presencia de la melodía (riffs, teclados) en el malévolo desandar de la extremidad, entregando una dualidad que a la banda, desde siempre le ha caído como anillo al dedo.
No sé si es el mejor disco de Graveworm, pero de seguro es uno de los más maduros y candentes desde que se han formado. Para sus seguidores, seguramente será un delicioso viaje la escucha y disfrute de este material.
Gustavo Piccini