Sin lugar a dudas ésta es una de las apariciones más potentes e importantes de los últimos años en material de Metal extremo en Argentina, no tengo dudas.
VICTIMARIO, de ellos se trata, llega a su disco debut (editado de manera independiente) con una impronta y personalidad que asombra: desde el genial arte de tapa, el novedoso visualmente primer corte lanzado en video (Porn Collector) y una producción 100 % destacable, lo de la banda es para subrayar.
Hagamos un poco de historia: arrancaron como banda allá por el 2012 y un año después lanzaron un EP (And Death Just Begun) con el cual obtienen cierta repercusión (un material lógicamente más “áspero” y corrosivo sonoramente que el actual) de parte de los medios y público en general.
Hoy el cuarteto pone a disposición 45 minutos de material en un disco que tiene todo para convertirse en lo mejor del año en nuestro país sin lugar a dudas: riffs técnicos pero punzantes, composiciones certeras, las cuales se mueven entre un Death Metal clásico y Brutal influenciado principalmente por el Brutal/Death americano y un sonido atronador.
Ajustados como un reloj suizo, VICTIMARIO no da tregua y pone a disposición canciones verdaderamente destacadas como Deflowering (con mucho gancho y precisión), la ya mencionada Porn Collector, God Of Shredder (mi preferida del disco si me consultan) Chess Master y Vae Victis; todas unidas por un solo hilo conductor: la calidad compositiva de las mismas se lleva todos los aplausos.
Sculpture of Insane Minds fue registrado en Recrear Studio (propiedad de Gregorio Kochian, guitarra/voz en Prion), donde muchos se están dando cuenta que se trabaja maravillosamente, y los resultados obtenidos están a la vista, claro.
Diez temas elaborados, casi sin fallas, donde se destaca toda la banda y debe aplaudirse el trabajo vocal de Mario Zhang (ex Burden Rage), un verdadero descubrimiento para mí y para muchos a la hora de escuchar cantantes de estas tierras.
Sculpture of Insane Minds se candidatea como uno de los tres mejores discos del año en Argentina, no tengo dudas.
Gustavo Piccini