Orchestrated Misery Recordings, 2015
Al hueso. Sin ningún asco. Así comienza este EP cuya edición limitada alcanzó sólo 1000 copias. Recordemos que estos oriundos de Michigan practican un crudo y gutural Death Thrash Metal muy al límite de la brutalidad.
La banda nace en 1997 pero tuvo un quiebre en 2011, producto de una serie de conflictos. En dicho periodo sacaron un Demo y dos álbumes, Si-Ko-Man-Sur (2001, Cursed Productions) y Butchered (2007, Rotting Corpse Records), destacando su interés por entregar la misma brutalidad con altas dosis de quiebres y cambios de ritmo. Luego de un tiempo, y con la misma psicótica idea musical, Duston Bullard (bass/vocals) retoma el liderazgo y acompañado esta vez por Corey Blacstad (drums), Brad Heidorn (guitars) y Curtis Hutchinson (lead guitars) vuelven a la escena para continuar cercenando cabezas.
A partir de este nuevo ciclo nos encontramos -y gozamos- esta nueva producción cargada de potencia. Con un gran avance en materia de sonido, Inject the Worms simplemente te volará los sesos. In Shackles Insane abre la carnicería, exponiendo el fuerte carácter de su líder, pues tanto la vocalización como el sonido del bajo destruyen todo a su paso. El clamor se ve acrecentado con cada golpe de batería. Asimismo los poderosos riffs se constituyen en un gran socio. Just Another Victim continúa a ritmos lentos para ir aumentando en agresividad, privilegiándose sí compases medios y el clásico galope thrashero. De todas formas la guturalidad y suciedad en voces y bajo dan a estos estadounidenses un carácter especial, que insisto está al límite de un Brutal Death Metal. Esto último queda claramente manifiesto en el tema que da título a esta producción. Inject the Worms se presenta casi cavernariamente, con sonidos de ultratumba que en un par de veces recuerdan los clásicos riffs de bandas Death Metal de principios de los ’90.
En síntesis, este EP da cuenta de la simbiosis generada al interior de la banda, quienes incorporaron diversos cambios de ritmo a cada composición, lo cual desde mi punto de vista enriquece aún más el brutal sonido de PSYCHOMANCER.
Miguel Ferrer Vergara