Últimamente la escena metalera chilena ha estado regurgitando bastantes nombres nuevos. Muchos de estos actos aparecen con la intención de marcar una diferencia, ya sea aventurándose en un sonido que políticamente no siempre es bien visto por todos quienes habitan este escenario.
BLEAK FLESH es una de estas bandas. Nació el 2009 con su primer demo Marching To War, y luego de dos años y varios cambios en su formación que los llevaron a telonear a los ingleses CRADLE OF FILTH, su estilo fue agarrando más fuerza en forma de melodías técnicas y con aires progresivos.
Tras la edición del EP The Gateway -2013- y con la inminente consolidación de su sonido en un Death Metal técnico y progresivo, este quinteto se entusiasmó para avanzar y llegar a su tan esperado álbum debut. Autofinanciado y producido por ellos mismos, Transcendence, nos prueba que el clásico Death Metal cañero y blasfemo, ya tiene sus primeros oponentes. Principalmente porque este género que proyecta BLEAK FLESH no es precisamente el sonido que estamos acostumbrados a escuchar.
Un referente similar podría ser la última etapa de bandas como CYNIC, quienes luego de haber nacido bajo la influencia del Death Metal de la escena de Florida, mutaron su sonido con las máquinas, convirtiéndolo un poco más plástico y menos orgánico. Y si bien es cierto esta banda nacional, no está ni a la altura de los norteamericanos, su propuesta usa una estrategia que pocas agrupaciones locales están probando. En lo personal, es fácil darse cuenta que los músicos que completan esta banda, no tienen el norte puesto en derrocar al cristianismo ni menos blasfemar con su música. Lo de ellos es otra búsqueda, otra escena y otras esencias.
BLEAK FLESH es Paulo Cárcamo (voz), Matías Quiroz (guitarra), Nicolás Martínez (guitarra), Sebastián Vidal (batería) y Enrique Carvajal (bajo). Asumiendo que todas las secuencias y bases que se suman a lo largo de todo el disco son programadas por alguno de estos músicos, Transcendence puede ser un disco apto para quienes quieran experimentar con sus gustos. No así para aquellos fieles seguidores del crudo y pestilente Death Metal, que de seguro rechazarían este trabajo con solo escuchar los primeros minutos.
Sus doce cortes están disponibles en varios formatos, CD y digital.
Debo reconocer que no es mucho lo que me inspiran este tipo de bandas. A pesar de que son músicos que demuestran que su trabajo es elaborado y muy técnico, carece de la esencia básica que este tipo de agrupaciones debiera tener. Esa virtud es algo invisible y que se traduce en la magia que cada una de nuestras bandas favoritas posee por si sola.
Los veo como un bicho raro dentro de la gran e inmensa escena que contiene al Death Metal. Espero que esta placa les abra las puertas que ellos han estado buscando y que en el corto plazo puedan sorprendernos con algo que verdaderamente nos eclipse y deje ciegos.
Definitivamente no son mi tasa de té preferida. Como se dice, “en gustos no hay nada escrito.”
Andrés Padilla