Century Media, 2015
No cabe duda que la etiqueta alemana Century Media ha tenido muy buen olfato en encadenar por varios años de prisión a este joven trío francés llamado NECROWRETCH, quienes astutamente sorprendieron hace unos años atrás a la escena underground mundial con su aplastante álbum debut Putrid Death Sorcery (2013). Su rabioso y áspero sonido que evoca una inigualable mixtura del Death Metal sueco (1ra generación) y el Black Metal morboso, fue la clave del repentino brillo que ha tenido esta agrupación en los últimos años.
Tras un par de producciones posteriores a su debut -un compilado de rarezas titulado Bestial Rites 2009-2012, y un 7”Ep Even Death May Die, 2014- hoy regresan con su segundo larga duración.
Disponible en LP, CD y descarga digital -como es costumbre hoy en día por las poderosas etiquetas germanas-, este monumento a la muerte no puede haber emergido de mejor manera que esta.
Este ritual sonoro incluye nueve venenosos cortes que de principio a fin desatan una verdadera orgía de vociferaciones que se disfrazan con el atuendo más mórbido que el grupo jamás haya usado antes.
Si lo comparamos con su primer disco, este registro demuestra que los dieciocho meses que tomó su líder Vlad -guitarra/voz- en componer y escribir “más allá de sus límites humanos”, confirman que el esfuerzo de este soldado -junto a Amphycion, bajo e Ilmar, batería- valieron totalmente la pena.
Visualmente, no hubo detalle al azar. Las maestras manos del artista Milovan Novakovic, fueron las responsables de tan perversa, pero a la vez bien cuidada producción gráfica.
La gracia de esta banda es que se balancea en un perfecto equilibrio sonoro que le toca la oreja al Death Metal de manera lujuriosa y al mismo tiempo agarra las viseras del Black Metal para exprimirlas en una sangrienta pócima. Lo que antes era puro Death Metal sueco, ahora se ha transformado en un indescriptible híbrido que extermina a los clásicos clones que han estado saliendo últimamente bajo las innumerables etiquetas especializadas de la escena. Imaginen la velocidad de MARDUK, el ácido sulfuroso de ASPHYX, el oscuro y eterno Death Metal de NIHILIST con el rabioso y dinámico Thrash Death de MERCILESS -otra banda sueca que se pelea el trono-.
Esta placa se postula inmediatamente como una de mis favoritas en lo que va del naciente año de la cabra. Bien por el underground francés que hace años estaba “al debe”, y merecía recuperar un poco el prestigio de su años dorados a fines de los ochenta.
Andrés Padilla