Jatenentolpen Thejin
Producción independiente, 2014
Según la misma banda, SIASKEL convoca un ominoso legado a través de la mitología y cosmogonía de la cultura Selknam. Toda su música, letras e ideología se relacionan con “las concepciones históricas, religiosas y astrales de aquellos que se levantaron en las tierras más frías y hostiles, de los confines del sur del mundo”. Por eso no es de extrañar los antropológicos seudónimos de sus integrantes: Gorrge (voces); Oblimink (guitarras); Ma’hai Jippen (guitarras); K’mahl Jauke (bajo); y Sinn Hayek (batería), quienes dan vida y fuerza a un Death Black Metal gutural, lleno de rabia y destrucción. Su primer álbum, Jatenentolpen Thejin, fue grabado, mezclado y masterizado por P. Sazo en Mithraic Studio, entre los años 2010 y 2011. Sin embargo, por dificultades de logística, el disco sólo ve la luz en 2014. Shuaken Caspi K’ppas’kan abre los fuegos de guerra por medio de una breve Intro en que se escuchan las prerrogativas aborígenes frente a la violencia con que SIASKEL sacudirá tu ser. Demoledor de principio a fin. Veloces riffs. Una batería incontrolable y una corrosiva voz que canta en nuestra lengua destruyen tus oídos, los cuales se desangran ante la exquisita técnica en velocidad. Pausados riffs y redobles de tambores dan inicio a Lo’coinish Nar Oukas. Y tal como indica la letra del tema en cuestión: “No existen límites para detener esta maldición…”, la permanente fuerza de SIASKEL va destruyendo todo a su paso. El sonido impecable del disco te deja nuevamente en éxtasis. Sorprende la brutalidad de nuestros compatriotas para al mismo tiempo dar armonía a su estado permanente de violencia instrumental. Howens continúa la carnicería. Bastantes cambios de ritmos. Una batería que se luce con sus quiebres y doble bombos. La corrosiva voz aporta una atmosfera bestial en todo momento. Los breves solos en guitarra son perfectos para el sentido colectivo de su composición. El cuarto tema, de nombre Shenu O’oke Shalu, se inicia a toda velocidad. Los riffs van de un lado a otro, escalando el mástil prolijamente. Nuevamente quiero destacar el sonido alcanzado, pues cada instrumento es perfectamente identificable en todo momento, a pesar de la brutalidad con que SIASKEL golpea tus oídos. Los cambios de ritmos y compases son de todo mi agrado. A continuación se desata Habshi, tema que destaca por melódicos riffs, los cuales no dejan en ningún momento de ser veloces y brutales. El acompañamiento de batería, bajo y voces me recuerda a bandas propias de un death metal técnico como Necrophagist, fusionado con el sonido maldito de Belphegor, e incluso con el death thrash de Sepultura. Cierran esta gran producción Nar Kra Hohopen; Mehn Arwen Mak Jaspen; y Kenos, todas ellas llenas de brutalidad y técnica que te derrumbarán en el lugar que las escuches. Miguel Ferrer Vergara