OPETH EN CHILE
Sábado 04 de Abril 2009
Teatro Caupolicán
Texto por Aldo Guzmán [ aldo@grindermagazine.cl ]
Fotos por Rodrigo Basaure [ www.rodbasaure.cl.tc ]
¿Era la presentación que muchos estaban esperando?, ¿Más o igual que Carcass en Noviembre del año pasado?, ¿Con esa condición de ídolos recibimos a Opeth en Chile?. Estas eran las interrogantes que me hice al llegar al Teatro Caupolicán la tarde/noche del Sábado. La calle San Diego inundada de metaleros a la espera de una de las bandas de la movida sueca que más ha crecido con el pasar de los años, y eso lo confirman con presentaciones por los EEUU en el Gigantour, sin contar un prolongado tour por Estados Unidos durante Mayo de 2009, y como si fuera poco a contar de Junio, todos los festivales europeos- ¡Esta sí que es pega!.
A eso de las 20:15 entre al Teatro, sobre el escenario ejecutaba la banda telonera llamada Manatarms, por lo menos desconocida para mí, pero hacen un rock progresivo bastante digerible, con una innegable influencia de Porcupine Tree y Katatonia en algunos pasajes, claro que sólo les alcancé a ver un tema y medio, así que mi opinión no debiera tomarse en cuenta.
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A las 21 Hrs. en punto Opeth hacía su aparición sobre el escenario del Caupolicán, todos vestidos de un perfecto negro, daban la partida con "Heir Apparent" del Watershed y el Caupolicán casi se vino abajo. Ver a 5.000 personas al unísono, sacar la furia, stress y todas las mierdas por ver a una banda, impacta de sobremanera, esto lo logra el metal, nada más y nada menos, es nuestra pasión y así la demostramos, es por eso que las bandas quedan tan agradecidas de la recepción y acogida. "Ghost Of Perdition" fue la siguiente descarga, un tema que saca a relucir las voces limpias de Mikael Akerfeldt, los cambios sonoros, quiebres y un largo etcétera… porque la música de Opeth es lo bastante compleja, ¿no es cierto?. La mezcla de ese sonido extremo del que muchos somos fanáticos y esos toques progresivos que la banda ha sabido explotar, dejándoles una cara innovadora, le imprimen un sello especial al sonido del grupo.
Muchos dirán que esto ha hecho que la banda se vuelque a un sonido más "pop" o comercial, pero creo que si hubieran estado en este concierto más de seguro cambian su opinión. La agresividad por pasajes en cada uno de los cortes hace que la piel se ponga de gallina, como así también lo dijo el mismo Mikael. En esto la primera palabras de un carismático Mikael, se notaba agradecido y sorprendido por la recepción y comentaba que estaban muy cansados por el tour latinoamericano, pero que al ver la respuesta del público, todo eso pasaba. El siguiente track fue "Godhead's Lament" del disco Still Life, gran tema y gran ejecución, a esa altura ya el público estaba totalmente entregado y respondía a todo tipo de interacción con la banda.
Considerando que cada tema dura alrededor de 9 ó 10 minutos en promedio, llevábamos más de media hora de show y se lanzaban con "The Lepper Affinity" del Blackwater Park. A esa altura el sonido mejoró bastante, al principio sonaba muy abombado, con mucho bajo, lo que hacía difícil distinguir las guitarras (esto, obviamente desde mi ubicación que era en platea, bien arriba y hacia el costado derecho del escenario), probablemente desde otras ubicaciones el sonido era distinto.
Con la interpretación de "Credence" del disco My Arms Your Hearse, pasamos a la parte calma del concierto, al momento de prender los encendedores y teléfonos, todos coreando el tema y ya llevábamos un repaso por 5 discos de la banda, después de esto seguíamos con "Hessian Peel", segundo corte de Watershed que se mandaban y nuevamente el público fue un factor importante en las voces, Akerfeldt y cia. estaban literalmente con la boca abierta de impresión.
La perfecta presentación de estos suecos continuó con "Closure" del disco Damnation, lo que hacía que la fiesta de Opeth en el Caupolicán fuera un ir y venir por diferentes texturas musicales, totalmente chacal.
Luego, se vendría para mi uno de los puntos altos de la presentación y era la interpretación de "The Night And The Silent Water" donde aparece el lado más oscuro y melancólico de la banda, estamos hablando del disco Morningrise, gran ejecución y por consiguiente mucho headbanging por parte del respetable.
Punto aparte merecen los integrantes de la banda, más precisamente los "últimos incorporados", Fredrik Akesson (ex Arch Enemy) en guitarras, Martin Axenrot (Bloodbath) en batería y Per Wiberg (Spiritual Beggars) en teclados. Todos merecen una gran distinción, son músicos realmente increíbles y que se han acoplado perfectamente al sonido que Mikael Akerfeldt quiere imprimir a la banda. No podemos dejar de lado a Martin Méndez, quien se llevó gran parte de los aplausos, sacándole una de las tantas bromas a Akerfeldt, quien le dijo al público que no aplaudieran tanto a Méndez ya que él era el "rockstar". El humor de este frontman es muy poco visto en este tipo de eventos y demuestra además que su perfil es muy piola y sin aires de rockstar.
Siguieron con un combo en el hocico del Blackwater Park, "The Drappery Falls" y "Harvest", que hicieron delirar a las 5.000 personas que se encontraban en el teatro. Luego se vino el remate del show con "The Lotus Ester", tercer tema de la noche de su último disco de estudio, después de esto la banda salió del escenario y el griterío, los silbidos eran ensordecedores.
Para cerrar esta maravillosa noche Mr. Akerfeldt anunció el que sería el último tema, nada menos que "Deliverance" colocaba fin a dos horas de una perfecta presentación.
Las interrogantes propuestas al principio de esta nota, ya fueron resueltas: Opeth tiene un público gallardo y fiel en nuestro país, pueden venir las veces que quieran y siempre van a llenar, así quedó demostrado, una vez más, el público chileno entregando toda esta pasión, que hace pensar de esta noche como una misión cumplida.
Por Aldo Guzmán
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