Hoy en día la amalgama de bandas que militan en la basta escena metalera de Chile ha resultado ser un acto esperado y al mismo tiempo, que se agradece enormemente. El florecimiento de nuevos rostros está en su mejores años. Como nunca, Chile ha tenido tantas agrupaciones musicales (y no sólo de Metal) que están haciendo algo consecuente, honesto y al mismo tiempo desafiando a las normas de lo “qué está bien” y “qué está mal” en un estilo tan particularmente sensible como el Metal.
Si hablamos de Death Metal tenemos una lista enorme de agrupaciones chilenas que han editado material en sellos internacionales, que han estado en giras y siendo parte de importantes eventos tanto dentro como fuera del país. Si hablamos de Thrash pasa lo mismo, y bueno, la lista sigue con el Black Metal y el Doom. En el fondo, siempre cualquier expresión musical será un regalo a la comunidad y a la escena que corresponda.
Está también la escena que le gusta innovar y romper con las reglas absurdas. De ir contra la corriente y saltarse un poco el viejo protocolo de cómo hacer las cosas. Una de estas bandas podría ser DESIRE OF PAIN, quienes con su segundo disco Immensity, han sido capaces de dar un tremendo paso hacia delante como agrupación. Un paso que les brindó la posibilidad de conocer sus propias limitaciones y desafiando sus propios miedos, sus propios egos.
DESIDE OF PAIN, desde el año 2006 que están activos tratando de encontrar un sonido que encaje con sus necesidades, que como muchas agrupaciones nace inspirado en diversas bandas extranjeras que forjan la sombra tan cuidada que tienen, pero que poco a poco se van desprendiendo de ellas, como si se tratara de una planta que busca su propia luz, para posteriormente generar su propia sombra. De eso creo que se trata ser músico (y tener una banda). Ir en la búsqueda de “algo más”, y de no conformarse con lo que “ya existe”.
En este segundo trabajo, DESIRE OF PAIN nos demuestra exactamente eso, que son capaces de aceptar el descontrol y el caos, de abrazarlos y de poder controlarlo en un sonido potente, directo y que tiene la fuerza suficiente como para derramar toda su rabia y sensibilidad con lo que nos rodea. Ellos no son “ni esto o lo otro”, simplemente tratan de conjugar su propio lenguaje utilizando elementos de diferentes estilos. Agresividad gutural contrarrestada con la melodía de las armonías. Intensidad y caos, versus el control y la técnica.
Tuvieron que pasar ocho años desde su anterior trabajo en estudio Frangments Of A Crystalized Absence, para que esta flor de disco haya visto la luz y elegido el tiempo perfecto para madurar.
Si bien es cierto, siempre he preferido un poco más la brutalidad primitiva que tienen los ochenta e inicios de los noventa. Hoy puedo sentir el equilibrio necesario que a veces necesitamos cuando escuchamos canciones como Vertigo, que en sus once minutos, nos da un claro ejemplo que hoy en día, el Metal ha sabido como reinventarse.
A pesar de que “ya no es nada blanco y negro como antes”, los colores que DESIRE OF PAIN (y muchas otras bandas nacionales) le han incorporado a la escena, son necesarios para abrir un poco nuestras mentes. No se puede vivir comiendo lo mismo durante toda tu vida (¿a caso la música no es más que alimento a nuestra alma).
Immensity es un trabajo que demuestra todo lo expuesto anteriormente. Seguramente a todos no les va a gustar. Pero de eso se trata, de que existan diferencias.
DESIRE OF PAIN es:
Sebastian Silva – voz, guitarra y composición.
Marcelo Fuenzalida – primera guitarra y arreglos.
Alejandro Vasquez – batería y arreglos.
Misael Torres – Bajo
Andrés Padilla