Hell’s Headbangers / Australis, 2017
Este comentario debería haberlo hecho veinte y tantos años atrás aproximadamente. Lo digo de manera teórica, ya que como todo buen “thrasher chileno”, sabemos que esta legendaria agrupación nacional fue parte importante de la segunda oleada de bandas Death Metal que florecieron a fines de los ochenta, pero que como muchas otras, tuvieron un período de vida sumamente corto. Al mismo tiempo, entraba una tercera generación de guerreros que en los inicios de los ’90, cambiaron un poco el panorama “thrashero” del país. Entraba Internet, y ya sabemos para donde fue todo.
El único demo editado por DEATH YELL en aquel entonces (Vengeance from Darkness, 1989), fue re-editado dieciocho años más tarde casi como si se tratara de una obra maestra para el género en cuestión. No era broma la intención que tuvo en ese entonces la etiqueta norteamericana Nuclear War Now Prod, al exhumar este mítico trabajo (Morbid Rites, 2007) en un formato, por decirlo suave, lujoso vinilo doble con libro y poster. Quiero creer que el mundo del underground se sorprendió tanto como nosotros de la existencia de una banda como esta y del reconocimiento que se le daba en ese entonces. El lado positivo estaba por venir.
Y como era de esperarse, teniendo en cuenta que para entonces se había comenzado a re-editar muchísimos trabajos de la misma época, generando un interés exagerado tanto de los fans como de los mismos músicos por volver a sentir ese cosquilleo de adolescentes, DEATH YELL regresaba a los escenarios. Hay que tomar en cuenta que muchos grupos como este, ya no eran formados por veinteañeros sin trabajo, que pasaban todos sus fines de semanas en maratónicos conciertos en la Sala Lautaro. El tiempo no pasa en vano.
Cuento corto, varios de los miembros originales de DEATH YELL, decidieron darse una oportunidad más. ¿Por qué no?. Tras varios años de conciertos, apariciones en formatos pequeños (7”Eps) y buena presencia respecto a medios especializados tanto nacionales como extranjeros, pudieron conjurar un disco como Descent Into Hell, placa que sin duda fue una carga psicológica brutal en los integrantes de este acto. Un sueño por decirlo de algún modo.
Es lógico pensar que existía una inmensa presión sobre los hombros de Pollo (guitarra), Pulga (guitarra), Guatiu (bajo) y Galleta (voz). Sumemos también a Marco Irribarren (batería), quien desde el 2016 se sumó a este comando. Afortunadamente para ellos, ese larguísimo proceso ya terminó. Ahora comienza otro.
Vamos a la materia que todos queremos saber. ¿Cómo viene la mano con este tan esperado trabajo? Pues, bastante interesante.
Entrando en terreno fértil, la tormenta se desata con el despiadado y bestial Souless, track que ha dado vueltas en Internet y que sirvió como calentamiento ante la inminente llegada del disco. Acá ya queda claro por donde y cómo viene la tormenta; Seguido a este, se suman otros nueve destructivos y macabros cortes. La placa de principio a fin es una llamarada de destrucción que basa sus cimientos en el más crudo Death Metal.
Descents Into Hell se convierte al instante en un sulfuroso, violento, rápido y provocador golpe. Tanto la producción como los arreglos continúan con esa intrincada forma de componer, que cuesta digerirla al instante, pero una vez que entra a tus venas, corroe todo tu cuerpo.
Acertadamente, estos demonios, a pesar del tiempo perdido, supieron replicar con éxito la oscura magia y textura de sus inicios. Lo que es mejor aún, en condiciones muchísimo mejores que antes. Si consideramos cómo y con qué presupuesto se grababan los demos en esos años, hoy en día la diferencia es abismal. Se percibe perfectamente el espíritu original de DEATH YELL, pero potenciado con la experiencia que ganaron estos músicos a través de los años.
No cabe duda de que el paciente trabajo que tuvieron, fue la clave para hacer las cosas bien, sin apuro ni presión, una que existió desde el día uno cuando se reformaron y que seguramente fue la pesadilla para los integrantes originales del grupo.
Ahora bien, más allá del mérito indiscutido ganado a través de los años, del enorme esfuerzo realizado para volver a proyectar lo que alguna vez tuvieron entre sus brazos, Descent Into Hell se encumbra como un disco poderoso y merecedor de la atención de todos los bangers, sin embargo, no podría calificarlo como el mejor disco de Death Metal hecho en Chile. Es un #1 difícil de elegir entre tanta amalgama de bandas, que sobre todo en los últimos años, se han ramificado sin control.
Cabe destacar que el disco salió en Chile por Australis en formato Digipack y en Estados Unidos oficialmente el próximo 15 de agosto en formato CD (con bonus track de una nueva versión de Back from the Depths) y en vinilo normal y Picture (ambos con descarga digital). También no es menor la intervención artística de Marcelo Vasco, quien ganó fama en el circuito por diseñar las últimas portadas a SLAYER y KREATOR. Todo eso suma para darle un aire de grandeza a este, uno de los debuts más esperados y demorados de la escena nacional.
Esperemos que tras el lanzamiento de esta nueva estatuilla para el “Metal negro” de Chile, tanto DEATH YELL como otros viejos estandartes, sigan desafiándose así mismos con tal de mantener la llama del “maldito Metal” siempre ardiendo.
Andrés Padilla
Track List:
1. Soulless
2. Descent into Hell
3. Cries of the Nazarene
4. Bluffer
5. Betrayed Chastity
6. Purging Demons (acoustic intro)
7. Thy Will be Done
8. Will Never Enjoy
9. Healing by Blood
10. Macabre Fuckfeast